jovenes con fajardo.

jueves, 27 de enero de 2011

SORPRESAS TE DA LA VIDA, LA VIDA TE DA SORPRESAS. (POR SERGIO FAJARDO)


Así dice Rubén Blades en su canción Pedro Navaja. Hoy quiero comenzar este blog con una de las muchas sorpresas que me dio la vida el año pasado. A comienzos del 2010 recibí un correo del conocido Profesor Francis Fukuyama, autor, entre otros, del libro “El Fin de la Historia y EL Último Hombre” (Free Press 1992) con el que desató una apasionante controversia en todos los rincones intelectuales de la tierra. Me decía Fukuyama que quería conversar conmigo en Medellín, le dije que por supuesto y lo recibí en mi casa. Me produjo curiosidad.
Conversé con un hombre serio, agudo y sencillo, acompañado de su asistente, juiciosamente preparado para preguntar con rigor. Después de una animada conversación acerca de la transformación de Medellín, yo le pregunté, “¿Porqué una persona como usted viene a Medellín?” Me dijo, palabras más palabras menos, que en Estados Unidos hace muchos años no había verdaderas innovaciones e ideas nuevas y que él veía que en Medellín estaba ocurriendo una innovación social muy interesante. Yo estaba en el fragor de la campaña presidencial, no supe que otras personas entrevistó, ni qué más hizo en Medellín.
Hace tres meses recibí otro correo de Fukuyama: quería verme de nuevo para ampliar nuestra conversación inicial y me contó que el trabajo que estaba haciendo va a aparecer en el Dominical del New York Times (no conozco el texto ni sé en qué fecha aparecerá). Por inconvenientes de último minuto no pudo venir, me visitó su asistente. Luego, del NYT me anunciaron que un fotógrafo vendría a tomar las fotos que harían parte del artículo y querían unas fotos conmigo: El 28 de diciembre llegó a Medellín Chris Morris.
Hablamos un rato, le ofrecí ayuda: si necesitaba transporte, si estaba en contacto con la alcaldía; me preocupaba que le fueran a “robar las cámaras” y me dijo que tranquilo, que no iba a ver a nadie de la alcaldía, que se movilizaría en transporte público y que no me preocupara. El 31 de diciembre a las 4 de la tarde, después de cuatro días de su recorrido por la ciudad, nos encontramos para tomar las fotos en las que quería que yo apareciera y tuvimos finalmente la oportunidad de conversar más allá de las formalidades habituales. Qué sorpresa me llevé.
Chris es un personaje muy particular: parece un cantante de rock de comienzo de los años 70, camina lento y nada le perturba, todo lo mira con curiosidad. Fue fotógrafo de la revista Time, cubrió la Casa Blanca por un tiempo y ha vivido, como fotógrafo, todo tipo de guerras: Irán, Afganistán, antigua Yugoeslavia, en África. Me contó que había estado en Medellín en 1988 y que había tomado muchas fotografías: muertos y más muertos. Le tocaron días dónde hubo 40 asesinatos. Se hizo amigo de un juez y pudo fotografiar cientos de levantamientos de cadáveres. Eso era Medellín para él: muerte. Me pidió que fuéramos al Parque Biblioteca España, en la Comuna 1, barrio S anto Domingo Savio. Me explicó cómo era su trabajo, me contó las fotos que había tomado, la que más le gustaba y para despedirnos me dijo, en mi traducción: “Yo hace mucho tiempo perdí la fe en los seres humanos. He visto la destrucción y la pobreza en muchas partes del mundo, incluyendo mi país. He visto la peor cara de la humanidad. Cuando me mandaron a Medellín, recordaba lo del 88 y no tenía ninguna otra información. Pero he caminado y visto la ciudad y en este lugar he sentido una energía única, extraordinaria, he hablado con la gente, he observado en silencio a las personas y, ¿sabes qué?, hoy acá, en Medellín, he vuelto a sentir que la esperanza existe”. Feliz año y nos despedimos.

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